Descripción
Los reacomodos sociopolíticos a que dio lugar la revolución mexicana no necesariamente desarticularon la totalidad de las prácticas del ordo porfirista. Ejemplo de ello fue la relación entre el poder político y la prensa de la época. Este libro propone algunas coordenadas para explicar esos ajustes en función del proyecto específico de los grupos que se sucedieron en el poder durante aquellos años. Resaltan los esfuerzos de Venustiano Carranza por construir una opinión pública que cerrara filas en torno al constitucionalismo con base en la restauración de la institucionalidad. Con el auspicio de Carranza nacieron varios de los diarios que a la fecha conservan mayor raigambre en el país, como El Universal, en la capital, y El Informador, en Guadalajara.
La aparente hermandad de estos dos periódicos pasó una prueba de fuego con el advenimiento de los sonorenses. La distancia respecto al centro en el caso de El Informador, la guerra cristera, la reelección de Álvaro Obregón y su asesinato dieron lugar a algunas discrepancias en sus líneas editoriales. Estas se revisan con herramientas de análisis del discurso para medir las posibilidades de independencia en la prensa de la época. El libro hace un recuento de la manera en que el caudillo entretejió sus vínculos con directivos de medios a lo largo de su carrera política, malograda con su muerte a manos de José de León Toral el 17 de julio de 1928 en el restaurante La Bombilla.