Descripción
La alianza entre España y Francia para apoyar la independencia de los colonos angloamericanos dio lugar a que Carlos III declara la guerra a Gran Bretaña en 1779. La conflagración transformó el comercio de Nueva España con la metrópoli, Filipinas, las Antillas y, en particular, el Pacífico hispanoamericano. Guillermina del Valle analiza los beneficios excepcionales que obtuvieron los mercaderes de la ciudad de México que intercambiaron géneros europeos y asiáticos por cacao de Guayaquil y plata andina durante el conflicto, a partir del estudio de los negocios de los vizcaínos Francisco Ignacio de Yraeta e Isidro Antonio de Icaza. Asimismo examina la forma en que la plata novohispana sirvió para fortalecer la real Armada y sufragar los gastos de las campañas militares en el Caribe. Acaudalados mercaderes y mineros, entre otros sujetos y cuerpos destacados, proveyeron la mayor parte de los recursos extraordinarios que se requirieron para construir navíos y sostener las campañas bélicas mediante el otorgamiento de donativos y préstamos. En contraprestación por los servicios financieros que otorgaron, negociaron importantes contraprestaciones, en lo individual y en beneficio de sus intereses corporativos.