Descripción
¿Qué lugar ocuparon los árboles en la ciudad de México durante el siglo XIX?, ¿quiénes fueron los principales promotores del arbolado público y qué los motivaba?, ¿qué impacto mutuo tuvieron los habitantes humanos y arbóreos de la capital?, ¿qué forma adquirió el arbolado público de la época y qué especies lo integraban?, ¿por qué, en fin, la ciudad pasó de tener un puñado de paseos –a finales del periodo virreinal– a contar, un siglo después, con múltiples parques y espacios ajardinados en su centro mismo? El presente libro contesta estas y otras preguntas, centrándose en la actuación del gobierno local y enfrentando el problema bajo una nutrida variedad de enfoques: desde la forma y composición que adquirió el arbolado, pasando por las influencias científicas y culturales que incidieron en él, hasta los usos y apropiaciones que la sociedad capitalina llevó a cabo en su derredor. De esta forma, el libro da cuenta de un proceso urbano complejo, multifactorial, de largo aliento, por momentos contradictorio, y que involucró a múltiples actores, quienes legaron a la ciudad muchos aciertos y errores con los que aún nos toca lidiar.