Descripción
Esta obra examina las razones de los desequilibrios financieros del gobierno nacional mexicano entre 1821 y 1835, que aún tienen mucho de insólito debido a la exitosa y bastante bien ponderada política recaudatoria española durante las últimas décadas del periodo colonial, en especial entre 1777 y 1810. ¿Cómo explicar los aprietos financieros de los gobiernos nacionales, si en 1821 muy pocos dudaban de encontrarse en la antesala de una época de bonanza económica y de abundantes recursos financieros para el nuevo gobierno? Los onerosos préstamos forzosos se acabarían. Las cuantiosas sumas que solían remitirse sin tasas de retorno a la metrópoli y a otros lugares del vasto imperio español se quedarían en México para el fomento de la actividad económica. Podría reducirse sustancialmente la carga fiscal y aun así se dispondría de abundantes recursos para que el gobierno los invirtiera en obras de fomento económico y social, luego de cubrir los gastos de administración. ¿Por qué no se materializaron las optimistas proyecciones de la clase política de 1821?
Otro de sus propósitos, quizá más relevante que el anterior, consiste en analizar las estrategias para subsistir, es decir, cuáles fueron las medidas de los sucesivos gobiernos para equilibrar el presupuesto. A diferencia de lo que aconteció en otras partes de Hispanoamérica, el endeble Estado mexicano sobrevivió a las pugnas internas y a los relevos violentos del ejecutivo nacional. Estas tensiones domésticas no provocaron la fragmentación del territorio para dar origen a nuevos Estados. Las preguntas torales son ¿cómo sobrevivió la administración central si vivía en un supuesto estado permanente de postración? ¿Será que la pobreza de las arcas no era tan grave o al menos no infranqueable como se ha dicho? ¿Qué tanto el discurso de las arcas vacías era también una estrategia política del gobierno central en sus disputas con los gobiernos estatales?